miércoles, 27 de febrero de 2013


¿A dónde vas tan apurado? Persiguiendo eso que, supones, te dará felicidad, te pierdes maravillosos instantes de este presente. La felicidad que anhelas no está allá adelante. Ni tampoco depende de que consigas tal o cual cosa. Deja de poner condiciones y plazos de entrega a tu felicidad. Reconoce, toma conciencia, valora los pequeños milagros cotidianos que te rodean y la felicidad, esa que ya es tuya, estará contigo cada día.
Y la meta, esa que creías sería la llave que abriría la puerta a tu tan anhelada felicidad, acelerará con un brinco hacia ti.

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