jueves, 27 de febrero de 2014

Perseverancia, o testarudez

Si la primera vez no sale como esperabas, inténtalo de nuevo. La segunda vez podrás ajustar lo que no anduvo bien. Las probabilidades de éxito serán, entonces, mayores. Sigue intentando, aprendiendo y volviendo a intentar. Hasta que lo logres; o hasta darte cuenta de que no vale la pena seguir. Si eso que deseas es un deseo verdaderamente tuyo, persevera, porque lo lograrás. Sin embargo, ten cuidado, porque demasiadas veces ese deseo no viene de tu interior. Si es adquirido, o impuesto, déjalo de lado. Porque nunca lo conseguirás y, aunque así fuere, de nada te serviría. Estate atento y enfoca tu tiempo y tu energía perseverando donde vale la pena. Persevera, si, pero no tanto como para convertir perseverancia en testarudez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario