jueves, 31 de agosto de 2017

Dejar de hablar y empezar a hacer

¿Qué tal si dejas de explicar los motivos por los que no, y empiezas a hacer lo que tengas que hacer para que sea que si? Cada vez que te escuchas contándole a alguien las causas por las que no puedes hacerlo, decirlo, resolverlo, construirlo, desarmarlo, ordenarlo; te convences un poquito más de que, efectivamente, no puedes. Lo que los otros te escuchen decir no es tan importante. Lo realmente grave que tú te escuches. Porque en cada repetición perfeccionas el discurso y pronto tu propia oratoria empieza a gustarte tanto, que hasta disfrutas de “no poder”. Si la mitad del tiempo que destinas a descubrir, diseñar, elaborar, pensar y perfeccionar excusas, más la mitad del que pierdes declarándolas, lo dedicases a hacer lo que podrías hacer con lo que en ese momento tuvieses a tu alcance, muy rápidamente estarías relatando, entusiasmado, cómo fue que lo lograste. Cada vez que te escuches justificando tu inacción, cállate. Recapacita. Reconoce ese placer casi morboso y date cuenta de que estás jugando en contra de ti mismo. Deja de justificar y empieza a actuar. Y verás que la realización que buscas está muchísimo más cerca de lo que creías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario